Saber cómo actuar ante una picadura de medusa es algo muy importante a tener en cuenta para cualquier persona que se adentre en el mar, especialmente para un buceador. En este artículo os vamos a explicar cuál es la mejor manera de actuar ante una picadura de medusa.
¿Qué es una medusa?
Las medusas son animales pertenecientes al filo de los celentéreos que aparecieron hace unos 500 millones de años. Poseen un cuerpo gelatinoso con forma de campana del que surgen largos tentáculos. Los tentáculos están repletos de cnidocitos, que son las células urticantes responsables de la picadura. Además, su organismo está compuesto por aproximadamente un 95% de agua.
¿Cómo pican las medusas?
Las medusas poseen cierto tipo de células que son exclusivas de los celentéreos: los cnidocitos. Éstas segregan una sustancia urticante que tiene una doble función. Por un lado, la utilizan como defensa ante depredadores; pero, además, esta sustancia es utilizada para paralizar a las presas de las que se alimenta la medusa.
Los cnidocitos son células redondeadas cuyo núcleo se encuentra en posición basal (en el extremo inferior); en posición apical (extremo superior) posee un orgánulo denominado cnidocisto, junto al que existe una prolongación de la membrana que capta los estímulos que desencadenan la descarga. También cabe destacar que esta célula está formada por una cápsula invaginada de doble pared, un opérculo y un filamento enrollado en su interior.
Cuando el cnidocito se estimula, el filamento se clava en la piel de la víctima, inyectando el veneno.
¿Cuáles son los síntomas de una picadura de medusa?
Cuando entramos en contacto con los tentáculos de este animal, sentiremos un dolor inmediato; este dolor puede ser como un latigazo o, incluso, un calambre. La zona se enrojecerá y se hinchará. Además, provocará irritación y picor, así como ardor u hormigueo. El dolor puede ser pulsátil y puede extenderse a otras zonas del cuerpo.
En casos raros, una picadura de medusa puede provocar alguna otra alteración en nuestro organismo como dolor de cabeza o estómago, náuseas, vómitos, espasmos musculares, dificultad para respirar y/o problemas cardíacos. En casos excepcionales, puede llegar a ser mortal.
Debemos tener en cuenta que la gravedad de la picadura dependerá mayoritariamente de la especie de que se trate, así como de la zona afectada. Pero, además, otros factores que influirán son la edad o, incluso, el peso de la víctima.
¿Cómo debo actuar?
En primer lugar, debemos lavar la zona afectada con agua de mar (nunca se debe utilizar agua dulce) o, en su defecto, con vinagre. Orinar sobre la zona afectada no es recomendable, ya que el contacto de la orina con los cnidocitos que han quedado adheridos a la piel puede favorecer que éstos sigan segregando veneno.
A continuación, debemos retirar los restos de tentáculos que puedan haber quedado adheridos a la piel. No debemos hacer esto con las manos desnudas, por lo que utilizaremos guantes y unas pinzas u otro utensilio; y tampoco debemos frotar la piel. También podemos usar una cuchilla y espuma de afeitar para realizar esta tarea.
Por último, los últimos estudios sugieren que es mejor aplicar calor a la picadura en lugar de frío. Esto se debe a que se ha descubierto que las toxinas de las medusas se desactivan cuando se exponen a temperaturas superiores a los 40 grados centígrados.
En casos más graves deberán administrarse antihistamínicos y corticoides, siempre bajo prescripción médica. Recuerda que, si la picadura de medusa se da en alguien especialmente vulnerable (bebés, niños o personas enfermas) lo más recomendable será consultar con un médico. Asimismo, debemos hacer un seguimiento de la picadura de medusa y controlar que no se infecte.
¿Cómo evitar una picadura de medusa?
Existen muchas formas de evitar el ataque de un animal. Debemos tener en cuenta que las medusas no son animales agresivos que vayan a atacarnos de forma intencionada, sino que lo más seguro es que la picadura se produzca por cruzarse con ella y tocarla. Podemos minimizar los riesgos de sufrir una picadura:
Llevando un traje protector. El neopreno nos dará protección contra este tipo de animales, por lo que será más recomendable utilizar un traje largo en lugar de un shorty.
Informándonos. Siempre hay que informarse sobre qué tipo de medusas hay en la zona, donde se suelen encontrar y si es “temporada de medusas”.
Controlando la flotabilidad. Esto nos permitirá no chocarnos de frente contra una medusa; además, un buen manejo del equipo nos facilitará variar la dirección a tiempo, aunque hayamos visto tarde al animal. Si estamos buceando a poca profundidad y nos encontramos con un gran grupo de medusas, una opción es ascender e hinchar el jacket. Estando en superficie, nos pondremos boca arriba, con las manos en la parte superior del cuerpo, y aletearemos hasta salir de la zona de peligro. De esta forma, las partes de nuestro cuerpo que no están protegidas por el neopreno permanecerán fuera del agua y quedarán expuestas la botella y las zonas cubiertas por el traje.
¿Cuáles son las especies peligrosas?
La medusa irukandji puede causar fuertes dolores y, según la concentración de veneno, puede ser mortal. Apenas se ve ya que mide sólo unos 2 cm. Esta especie de medusa se encuentra al nordeste de Australia y su mayor concentración se da en octubre y mayo.
La medusa bola de cañón puede provocar ritmos irregulares en el corazón y problemas en las vías de conducción del miocardio. Tiene aspecto redondeado y mide unos 25 cm. Este animal habita en todos los océanos, pero la encontramos en mayor medida en las costas de China y Japón. Su mayor concentración se produce en los meses de agosto, septiembre y octubre.
La medusa avispa de mar es especialmente peligrosa ya que es el animal más venenoso del planeta. Dependiendo de la zona afectada y la cantidad de veneno inyectada, esta medusa puede matar a una persona en apenas unos minutos. Este veneno provoca ulceraciones, necrosis y un intenso dolor. Finalmente, se puede llegar a producir un fallo cardiorrespiratorio que conduzca a la muerte. Es posible encontrar a esta medusa en Australia, las costas africanas y al sudeste asiático.
La carabela portuguesa
La carabela portuguesa no es una medusa, aunque mucha gente la considere como tal. En realidad, es una colonia de diferentes organismos que desarrollan diferentes funciones. Una parte del animal queda flotando en la superficie del agua, mientras que los tentáculos, que alcanzan los 20 metros (a veces más), quedan colgando en el interior del agua. Es importante mencionar esta especie debido al riesgo que entraña para un buceador, ya que la parte más visible del animal permanece fuera de la vista de éste. Si no se está atento mientras se bucea, es relativamente fácil chocarse con los tentáculos de la carabela portuguesa. Su picadura no suele ser mortal para el ser humano, salvo en casos de alergia, pero el dolor es muy potente y puede conducir a un shock.
Recordemos que, en general, las medusas no son animales peligrosos. Evitar su picadura no es una tarea complicada; tan solo debemos seguir una serie de recomendaciones. Además, la mayor parte de las medusas no poseen un veneno que resulte mortal para el ser humano. Ante todo, debemos tratar al mar y a todas las criaturas marinas con respeto y podremos disfrutar plenamente y sin riesgo.
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